Coordinador de Ingresos en Campus Guadalajara

¡Hola a todos! Soy Israel Jesús Gaytán González, y me estoy tomando un momento para compartir un poco sobre mi experiencia como embajador del cambio y mi punto de vista sobre su relación con una gestión del cambio exitosa.

Para mí, ser un embajador del cambio significa mucho más que simplemente llevar a cabo transformaciones en mi entorno; es adaptarse a las situaciones desafiantes, salir de mi zona de confort y fomentar el crecimiento tanto personal como del equipo.

En mi día a día, contribuyo a ser un embajador del cambio comenzando con una buena actitud y siendo positivo. Siempre estoy listo para enfrentar desafíos y encontrar soluciones creativas. Revisar y mejorar constantemente, apoyar a mi equipo en situaciones difíciles, establecer metas a corto plazo y animar a todos a abordar las tareas con entusiasmo y determinación son parte de mi enfoque.

Hablando de estructuras, creo que una estructura de tipo matricial en mi operación diaria nos brindaría una visión más clara de los objetivos y resultados. La diversidad de opiniones y perspectivas enriquecería nuestras opciones y estrategias para avanzar.

La cercanía entre campus y rectoría nos beneficiaría al proporcionar una mayor conciencia de las necesidades de cada área. La comunicación directa con los alumnos en el campus y la comprensión de las facultades de la rectoría nos permitirían apoyarnos mutuamente de manera más efectiva.

Una experiencia significativa que representó un cambio considerable fue cuando asumí la coordinación de ingresos en el campus Guadalajara en el año 2021. Los números no eran los mejores, sin embargo, con esfuerzo, cambio de actitud, nuevas estrategias y trabajo en equipo, logramos pasar del último lugar al primero en cobranza. Esta estrategia sigue siendo efectiva hasta el día de hoy.

Por último, quiero contarles sobre mi hobby convertido en forma de vida. Desde niño, soñaba con cantar en escenarios y hacerlo como lo veía en “Siempre en Domingo”. Ahora, canto en escenarios y me pagan por ello.

Cuando era niño, entré a una casita llamada “El túnel del tiempo”, era un laberinto oscuro con diferentes caminos y salidas, en el que si veías una ventana tenías que asomarte y así podrías ver tu futuro. Yo vi dos, en mi primera ventana había un gran escenario y en la segunda, una oficina. Esas ventanas tal vez fueron una casualidad, pero ahora, soy ese hombre que de niño jugaba a la oficina y a cantar sobre un escenario. Si pudiera decirle algo a ese niño, le diría: ¡Lo logramos! ¡Somos lo que soñamos!