Director de Campus Ciudad de México

Mi nombre es Luis García y para mí, el sentido de urgencia es un pilar esencial en cualquier proceso de cambio significativo.

Es una capacidad fundamental que hace frente a retos de gran trascendencia e importancia, es un factor clave para el éxito de cualquier proyecto, ya que además de impulsar a las personas y a la institución a actuar de manera inmediata y no postergar cualquier asunto que sea factible de realizar en el momento, nos permite orientar las acciones y esfuerzos centrando éstos en lo que es prioritario y así incrementar de manera importante las probabilidades de éxito.

Como contribución personal, dirigir el equipo de campus CDMX hacia ese sentido de urgencia se convirtió en una prioridad para consolidar el cambio en la cultura organizacional que necesitamos lograr. Esto implica que, llevar a cabo reuniones específicas que fortalecen este aspecto y en cada interacción diaria.

La implementación de una estructura matricial en nuestra operación promete grandes beneficios. El flujo de la información será mucho más eficiente y certera. Además, este tipo de estructura seguramente facilitará al poder conocer el modo de trabajo de todos los campus, detectar, compartir y homologar las mejores prácticas de cada área en toda la institución. Lo anterior, genera un escenario muy bueno para la innovación y creatividad.

Por otra parte, esta nueva estructura seguramente nos ayudará a trabajar de manera más eficiente, con mayor productividad, e incluso, con una optimización de recursos.

Cuando hablamos de la formación del estudiante nos estamos refiriendo a una cuestión muy amplia, si bien la formación académica es fundamental, no es el único ámbito en que debemos enfocarnos. Buscamos formar individuos y profesionistas integrales y esto involucra varios aspectos, los conocimientos, el desarrollo de competencias y habilidades, valores y actitudes.

La formación de nuestros estudiantes se consigue, además de la enseñanza en el aula, en todas y cada una de las actividades adicionales en la institución e incluso fuera de ella. Es muy importante considerar que la formación de cada uno de nuestros estudiantes es resultado de la interacción y comportamiento cotidiano en su paso por la institución.

Responsabilidad, respeto, apego a normativas, sólo por mencionar algunos aspectos que se inculcan a través de la práctica de los mismos y de las experiencias vividas.

El proyecto estratégico de reorganización, a través de su implementación, promete múltiples beneficios para la institución y sus colaboradores. Desde una comunicación más fluida hasta oportunidades de desarrollo, este cambio estructural será la base para un nuevo modo de trabajo.

Por otro lado, la cercanía entre campus y rectoría representa una oportunidad para una sinergia poderosa. Esta relación más estrecha promete una comprensión más profunda de los desafíos y responsabilidades, así como una comunicación más ágil y efectiva.

Un cambio significativo en mi gestión, ocurrió al liderar la transformación de Campus Reforma a CMX y la consecuente cultura del equipo.  

A finales de agosto de 2017 se me encomendó lograr el cierre de Campus Reforma y abrir el nuevo edificio de Liverpool 54. Un reto muy grande y mucha complejidad, y si a esto le agregamos que llegué como nuevo director, esto adquiría mayores dimensiones. El ambiente se sentía tenso, en el equipo prevalecía incertidumbre y desconfianza. Considero que el equipo es fundamental para alcanzar el éxito. Hablé con cada uno y al final logramos abrir el nuevo Campus CMX en tiempo y forma y entregamos el edificio anterior 3 días antes de la fecha convenida.

En cuanto a mi vida personal, mi familia es el epicentro de todo. De hecho, hoy en día que estamos hablando precisamente del propósito, ellos son justamente el propósito en mi vida y en este sentido, mi actuar, mi esfuerzo y mis acciones están orientadas y motivadas por ellos. Estoy casado desde hace más de dos décadas y mis hijos son mi mayor motivación. Estoy casado desde hace más de 20 años con una mujer extraordinaria, hemos formado un gran equipo. Tengo dos hijos, mi hija de 18 años y mi hijo de 16. Ambos son muchachos de gran corazón. Yo he procurado contribuir a su formación con base en el ejemplo, pues estoy convencido de que la congruencia es fundamental.